No te preocupes, lo que te pasa es síntoma de que lo supimos disfrutar.
Ya lo sé, ya sé que darías todo por ella. Que sus ojos son el único lugar donde no te importaría morir ahogado y que su mirada es tu bandera. Que tu corazón se acelera con solo intuir lo que se siente al rozar sus labios, que te mueres por estudiar cada centímetro de su piel. Sé que para ti es como una mañana de primavera, que amanecerías cada día con su pelo enredado entre tus dedos y tus manos en su espalda. También sé que ella es lo que impulsa hacia delante, pero a la vez te frena, y que darías todo por que su voz no fuera lo que hace que la sangre corra por tus venas. Piensas que nadie lo entiende, que estás perdido por el vaivén de sus caderas, que su sonrisa es lo que te da fuerzas. Pero no te engañes, que aquí no estamos para pasiones desteñidas. Llega un momento en el que hay que abrir puertas nuevas, y dejar atrás aquello que, aunque duela, no te pertenece. Te quedan muchas miradas de las que enamorarte, no sería la primera vez que lo haces.